sábado, 28 de julio de 2007

PALACES

We arrived in Petersburg after yet another overnight train(!) and set out to visit some of the outlying imperial palaces.

The oldest are at Peterhof, where Peter the Great first built himself a place to lodge when overseeing the construction of the base for his new navy on the off-lying island of Kronstadt in the early 1700's. Over the years the park came to contain a complex of ever more ornate palaces. We visited Monplaisir, his favourite, a relatively simple building by the seafront. It was enlarged and enriched by Catherine the Great at the end of the century. Further along the front is the private dining retreat called the Hermitage - not to be confused with the giant art collection in St Petersburg! It is a two-storey box with the dining-room on the first floor and a lift system from the ground-floor servery so that the footmen did not need to enter the the room and disturb the diners!

The glory of Peterhof is the Grand Palace started by Peter and developed during the course of the century by first Elizabeth and then Catherine. The most remarkable
feature is the array of fountains and cascades in the surrounding park, partly engineered by Peter himself - a highly practical man... The fountains and statuary are all in classical style, contrasting with the barroque palace. Some of the cascades are tricks which go off when a certain stone is stepped on or at irregular intervals to soak the unwary! One we watched was being manipulated by a very po-faced attendant apparently just lounging on a bench...

The whole of Peterhof was seriously damaged in WWII, partly by the Germans and partly by bombing raids carried out by the Russian air force on Stalin's orders, to frustrate Hitler's (rather premature!) plan to hold a victory celebration here for New Year 1942. The stautes were buried for protection during the war, the rest is entirely restored.

From Peterhof we returned on the hydrofoil to Petersburg and then took the train to Tsarskoe Selo. This railway line was the first in Russia, opened in 1837 to link the capital with the imperial summer residence.

Here too there is a complex of palaces, the main one being the blue barroque extravaganza of the Catherine palace, started by Elizabeth (who employed the Italian architect Rastrelli) and finished by Catherine in the more subdued classical style of Charles Cameron. We stayed in a little hotel installed in the old servants' quarters of the barroque palace, with a marvellous view of the main facade. (Our window is behind the last tree on the right). Inside, the rooms open to the public are a blaze of colour, gold leaf and mirrors, and filled with 18th century furniture, paintings and objets d'art. In a huge operation when the nazi invasion began, all the movable objects were packed up and shipped eastward for safe keeping: with good reason! By 1945 the palace was little more than a roofless shell with snow thick on the debris which covered the beautiful parquet floors. All that one sees now has been painstakingly reconstructed, and the objects brought back from safekeeping. The result, if not exactly authentic, is breath-taking, and must be very similar to what Elizabeth and Catherine envisaged. It is unusual to see such a palace looking fresh and new.

A couple of miles away is Pavlovsk, built by Catherine the Great for her very un-great son Paul - who was stifled after 6 years on the throne. Also by Cameron, it is an open oval shape and the most attractive of the palaces for my taste. It is set in a huge and beautifully landscaped park. The railway station mimics the palace.

The most poignant palace is the Alexander, built in severe classical style for Alexander the First. It was the residence of Nicholas II and Alexandra for most of their married life, and where they were held prisoner for the first year after the tsar's abdication, before being transferred to Tobolsk. The view down the avenue from the back of the palace is now interrupted by a monument to the heroes of the revolution...

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Llegamos a Petersburg despues de otra noche en tren y salimos en seguida para conocer algunos de los palacios imperiales de los alrededores.

Los mas antiguos estan en Peterhof, donde Pedro el Grande hizo construir un alojamiento en la decada de 1700 para supervisar la construccion en la isla de Kronstadt de una base naval para su nueva armada. A traves del tiempo, se construyo en el parque un complejo de palacios cada vez mas ornados. Fuimos a Monplaisir, su preferido, una estructura relativamente sencilla a la orilla del mar. Fue extendida y enriquecida por Catalina la Grande a finales del siglo. Tambien en la orilla del mar hay una casita para cenas privadas, el Hermitage - distinto de la enorme colleccion de arte del mismo nombre en Petersburg! Es una casita de dos pisos con el comedor en el segundo piso y un sistema de ascensores desde abajo para que los criados no tuvieran que entrar al comedor, interrumpiendo los comensales.

La gloria de Peterhof es el Gran Palacio empezado por Pedro y desarrollado durante el siglo por Elizabeta y posteriormente por Catalina. LO mas impactante es la serie de cascadas y fuentes en el parque, el mismo Pedro hizo una parte del trabajo de
ingenieria... Las fuentes y las estatuas estan en estilo clasico, en contraste al palacio barroco. Hay algunas fuentes de trampa que funcionan cuando uno pisa cierta
piedra, mojando a los inocentes...

Todo Peterhof sufrio danos serios en la segunda guerra mundial, tanto por los Alemanes como por los mismos rusos quienes lo bombardearon - bajo ordenes de Stalin - para frustrar los planes de Hitler de tener una celebracion de victoria en el palacio para el ano nuevo de 1942. Las estatuas fueron enterradas para su proteccion, el resto esta restaurado.

Desde Peterhof volvimos a Petersburg y tomamos el tren a Tsarskoe Selo. Esta linea ferrocarril es la primera construida en Rusia, en 1837, para unir la capital con la residencia imperial de verano.

Aqui tambien hay un complejo de palacios, el principal siendo la extravaganza barroca celeste del palacio de Catalina, empezado por Elizabeta (con el arquitecto italiano Rastrelli) y terminado por Catalina en el estilo clasico de Charles Cameron. Alojamos en un pequeno hotel instalado en los antiguos cuarteles de la servidumbre con vista a la fachada principal. El interior, en la parte abierta al publico, hay un ambiente increible de color, de hoja de oro y de espejos, lleno de muebles, cuadros y objetos del siglo 18. En una operacion enorme, cuando empezo la invasion nazi, todo lo movible fue empacado y enviado al oriente para su seguridad: con razon! Hasta 1945, el palacio era una ruina sin techo, lleno de nieve y escombros. Todo lo que se ve ahora es el resultado de una restauracion detallada, y los objetos han sido traidos de vuelta. El resultado, si no exactamente autentico, es de quedarse boca abierta, y sin duda muy parecido a lo envisionado por Elizabeta y Catalina. Es poco comun ver un palacio con aspecto tan fresco.

A un par de kilometros esta Pavlovsk, construido por Catalina la Grande para su hijo 'NO' grande, Pablo - matado 6 anos despues de ascender al trono. Tambien por Cameron, tiene forma ovalada abierta y para mi era el palacio mas hermosa que vimos. Se encuentra en un parque enorme con paisajismo belisimo. La estacion de trenens imita el palacio.

Para nosotros, el mas emocinante de los palacios es el de Alejandro, construido en estilo clasico para Alejandro I. Fue residencia de Nicholas II y Alejandra durante su vida casada, y donde quedaron detenidos durante el primer ano despues de la abdicacion del tsar, hasta que fueran transladados a Tobolsk. La vista por la avenida atras de la casa esta interrumpida hoy en dia por un monumento a los heroes de la revolucion...

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